miércoles, 15 de mayo de 2013
martes, 14 de mayo de 2013
La Hoguera Barbará
La Hoguera Barbará, un breve relato que nos
transporta hasta la época misma de una revolución, que duró varios años, para
encontrar el gran sueño llamado Libertad, desde una perspectiva literal,
rompiendo en nuestras mentes la idea de que el Ecuador, en sus inicios como
república, no se encontraba en la total democracia; tapada sus lenguas por
personajes que remontan una historia de tragedia y dolor. Este relato sobre la
vida de un hombre luchador, llamado Alfaro,
es escrita por uno de los hombres más sobresalientes en la literatura
ecuatoriana, Alfredo Pareja Diezcanseco, no solo se lo recuerda como un extraordinario
novelista, sino que a su vez con su obra, “La Hoguera Bárbara”, pretende que
como lectores, vivamos cada derrota, cada triunfo, cada victoria;
transportándonos de una manera sutil al ingenio, hasta la masacre misma, que
vivió nuestro Viejo Luchador, dado la espada por un pueblo, por el que luchó
tanto, muriendo con la sola satisfacción de haber obtenido grandes avances para lo que hoy es nuestro querido Ecuador.
·
El Ecuador en sus inicios como república, se
encontraba gobernada por personas que no entendían, el significado de ser
mandatario, distorsionaban la idea de dirigir a un pueblo, y daban mal uso, a
la soberanía entregada por sus gobernados para la aplicación de un verdadero
contrato social.
Eloy Alfaro, perteneciente a una clase media baja,
comienza a mirar la vida y su atroz realidad, cuando su país, era mandado por
un general, que poco nada tenía que ver con la Patria, ante el descuido por una
educación digna, por parte del Estado, Alfaro, no se encontraba instruido en su
totalidad, pero el ánimo de mirar una libertad, fuera de las opresiones y las
dictaduras, fue lo que le impulsó, a luchar sin tregua, pese a sus derrotas él
no se dejó vencer, reafirmó sólidas amistades, quienes, fielmente brindaron su
apoyo, hasta el final de sus días.
Eloy Alfaro, personaje que marcó una historia,
dejando extraordinarios legados, para revolucionarios, que aspiran un presente
y futuro mejor, hablemos que se trata de un breve manual, que inspira a no
abandonar los sueños que tenemos, sino que por el contrario, hagamos realidad,
todas y cada una de las metas que nos planteamos, no quedándonos estáticos,
sino mirando que podemos marcar la diferencia.
En medio de una nación, gobernada por personas tiranas, sometiendo al pueblo a drásticas
leyes, que beneficiaban solo a los ricos y acaudalados, Alfaro, se une al grupo
de los masones, más conocidos en esa época, como las personas sedientas de
liberad, quienes buscaban, una revolución, a la cual se pudiesen unir personas,
que den a conocer su voz, que no apaguen su luz ante las adversidades presentes
por los gobernantes.
Con esta ideología, Alfaro, pretende de cierta
forma, mostrar su rechazo ante el gobierno presente, alentando a la juventud, a conformar un grupo de
revolucionarios que extingan las dictaduras impuestas por el Estado, a través
de sus gobernantes, las mismas que debían ser afrontadas; Alfaro, no se alejaba
de la idea, que como pueblo, debía obedecer a su mandatario, el fin de aquello
era que se tome en cuenta, la libertad de expresión, conseguir el diálogo
directo con sus autoridades, y que no se impongan leyes que, lo único que
lograban, era engendrar cierto grado de temor, y que ante esa situación los
ciudadanos, preferían doblegarse, callar su boca, y permanecer sumidos a la
dictadura.
Recordemos que durante el gobierno de Gabriel
García Moreno, el Ecuador se encontró sumido, en un ambiente fúnebre, ya que el
extremismo por el amor a la Religión Católica, fue lo que encegueció, a este
personaje, que en un principio, se mostró, con un cambio efímero, sin
olvidarnos que de igual forma la preocupación por la educación, por la
realización de obras públicas, en beneficio de sus ciudadanos, es un hecho, de
acreditación para este mandatario; pero con el extremismo de la creación de su
“Carta Negra”, en la cual quien
profesara una ideología religiosa distinta a la impuesta, por el mandatario,
seria víctima de serios castigos; existían fusilamientos por doquier, para
quienes se mostraban contrarios a la forma de gobierno; una razón, más para
impulsar a nuestro Luchador; para que de cierta forma conspirara, en contra del
Estado, y su Gobernante, pero una vez más, la falta de organización, trajo
consigo, que aquel plan, supuestamente calculado de manera minuciosa, se
viniera abajo, siendo desterrado; y, desde el país de asilo, junto con
Montalvo, mostrasen la inconformidad, del gobierno, y, con la publicación de
panfletos, mostraban la dura realidad que travesaba el país; poco tiempo
después de su segundo periodo presidencial, García Moreno, fuese asesinado, por
dos jóvenes impulsivos, que solo actuaron, y no pensaron, en el después.
Tan sabias
son las palabras, que, René Descartes, gran filósofo contemporáneo, nos dice,
“pienso, luego existo”; eso es exactamente el gran problema, que la humanidad,
afronta con el pasar de sus días, primero existe y luego piensa, el punto es,
que, la mayoría, de las personas, son impulsivas, se dejan llevar por el
momento, y la adrenalina negativa que atraviesa sus venas, es la que les lleva
a que en lo posterior se reflejen los grandes fracasos; por no pensar, antes de
actuar.
No con esto quiero trasmitir, que si hubiese
existido un plan con una estrategia, genialmente calculada, la muerte de García
Moreno, se quedaría sin cabos sueltos; puesto que el privar de la vida, a un
ser humano, es un hecho macabro, que solo quienes no sienten amor propio, con
esa frialdad característica, sin contemplación, puedan ver morir a un
hombre.
Es tan impresionante, mirar como la supuesta
“liberación“, de un gobierno, o mejor dicho del hombre que gobernaba, acarree
consigo, una dictadura posterior, que una vez más, es la protagonista, de una
historia de dolor y desesperación, para quienes en esa época, tuvieron que
vivir, la desgracia de ser una nación soberana.
Desde su destierro, Alfaro, intentaba que su retorno al Ecuador, con una
nueva estrategia, para la abolición de las leyes y la caída póstuma de su
dictador, Ignacio de Veintimilla, traiga como consecuencia, una vez más, el tan
anhelado, sueño de libertad; pero en sí qué es lo que buscaba, Eloy Alfaro, con
la “Libertad”, mirándolo desde la perspectiva de una nación sin ataduras, es un
sueño utópico, que hasta los tiempos post modernos que estamos atravesando, no
se ha logrado obtener, será que la Libertad, no existe o jamás existió, porque
existe un principio que dice “tu derecho termina, cuando el derecho del otro
comienza”, es acaso que el ser libre, me faculta, a expresarme en cuanta forma
me sea posible?, pues no, ahora entendemos, que dicha libertad no existe, la
libertad, es simplemente un ideal limitado, en esencia, no somos libres en
materialidad, quizá, lo seamos en nuestros pensamientos.
En varias ocasiones, Alfaro, intentó derrocar la
dictadura de Veintimilla, pero en sus múltiples intentos, lo único que lograba,
era la pérdida de su gente, presenciar escenarios macabros de masacre y
destrucción, cuyo fin mediato era ser
detenido, y en mejor de los casos ser desterrado a países vecinos que acogían a
los que por decir la verdad, buscar la libertad, sus bocas sean selladas, e
intentaban que su sed de revolución se apague.
Juan Montalvo, amigo y aliado de Alfaro, en sus
destierros, deleitaba, con sus obras a quienes les seguían; mostrando con eso, que a pesar, de no encontrase dentro
de su Patria, él, apoyaba a los revolucionarios, dando latigazos gramaticales,
a quienes gobernaban con ignorancia; y digo ignorancia, no a manera de insulto,
sino para entender, que el arte de gobernar, estaba siendo mal utilizado, por los
que en ese entonces se creían “dueños del Ecuador”. Sólo quien entiende la
frase “quien no vive para servir, no sirve para vivir”, puede entregar lo mejor
de sí, para un cambio, puesto que un verdadero líder, guía a sus seguidores por
el camino del bien; y con poder y autoridad, bien interpretados, logrará una
Patria libre y soberana.
Arduos
esfuerzos, innumerables batallas, decenas de muertos, fue el precio que tuvo
que pagar la Patria, para que, triunfante ante la noticia, que el gran dictador
había sido derrotado, Alfaro, sea nombrado presidente del Ecuador; la conquista
del liberalismo, estaba presente; aires de victoria, se respira en la Patria,
tras años de lucha contra los malos gobiernos, Alfaro, brindaba, el beneficio
de la duda, para quienes aun aspiraban, vivir en un pueblo, que crezca con el
esfuerzo de sus gobernantes, que el contrato social, sea puesto en práctica,
que esa soberanía, otorgada por el pueblo, sea respetada; y que ansiosa buscaba
la alegría de decir, ¡pertenezco al Ecuador!.
La idea de libertad, que Bolívar y Sucre, plasmaron
en la conquista de sus pueblos, y en la liberación de sus dictaduras, permitía
que la esperanza nazca, en todos aquellos, que miraban, hacia el futuro, futuro
prometedor que alentaba al apoyo de quienes fueron víctimas de atracos y
abusos, por quienes eran los caudillos “perros”, de quienes cobardemente,
imponían sus mandatos.
Alfaro, tomó
las riendas de un pueblo, que se encontraba en terapia intensiva“, los malos
gobiernos, habían dejado al Ecuador, económicamente hablando, en un déficit
total, la corrupción que emanaba, dentro de sus diversos funcionarios, era un
cáncer que debía ser eliminado, ante este gran reto, Alfaro, se la jugó, por su
Patria, luchó, por el bienestar de su pueblo, hizo realidad el gran sueño
comercial, de la culminación para la implementación del ferrocarril, trajo
consigo la unión interterritorial de los pueblos, abrió nuevas fronteras
comerciales con el cacao; el más grande logro, que obtuvo, es la libertad de
expresión y de culto, ideales por los que se había luchado tantos años; la
separación total con la iglesia, permitió, que el clero, deje de inmiscuirse en
asuntos, que como mandatario, solo a él le correspondían.
Aparentemente todo marchaba de maravilla, el
Ecuador se había convertido, en una nación mucho más sólida y se podía decir
que se encontraba con cimientos fuertes, para un futuro prometedor; pero el
desacuerdo, que tanto la iglesia como los conservadores, mostraban ante el
despojo total de sus funciones dentro del estado; hizo, que una vez más, la
Patria presencie, un hecho catastrófico.
Ante la oposición de la Iglesia y los
conservadores, frente a los ideales del gobierno existente, la guarnición que
se acercaba con pasos sigilosos, sin tregua y alevosamente, un grupo de
conservadores y como representante de la iglesia, el Arzobispo de Quito,
Federico González Suárez, arremetieron contra la vida de Eloy Alfaro, el Viejo
Luchador, se encontraba en desventaja, su gente al igual que él, se mostraba
indefensa, y con un tiro, apagaron de a
poco la vida del Viejo Luchador; así entre la multitud enardecida, con un
ambiente fúnebre y macabro, con antorchas encendidas, vociferando el deseo de
acabar con la vida de Alfaro, lo arrastraron hasta el parque El Ejido, siendo
el ferrocarril, que él mismo lo culminó, su trasporte, para dar origen a una
hoguera, que sin contemplación, cerró para siempre sus ojos…
Escuela Superior Militar
Eloy Alfaro
La Escuela Militar nace prácticamente con la República en 1838. Vicente Rocafuerte, comprendiendo que para consolidar el nuevo Estado era indispensable contar con soldados capaces y de honor; dispone mediante decreto ejecutivo firmado el 8 de marzo la creación del Colegio Militar, inaugurándose el 7 de mayo del mismo año en el convento de San Buenaventura, cerca del histórico templo de San Francisco, donde funcionó durante 7 años.
El Sr. José Félix Valdivieso presidente de la Convención y encargado del Poder Ejecutivo, decreta el cierre temporal del Colegio Militar en abril de 1845, permaneciendo en esa situación hasta inicios del 1869.
Largos años pasaron hasta que otro ilustre ecuatoriano, Gabriel Garcia Moreno, la volvió a estructurar. Esta vez con el nombre de Escuela Práctica de Cadetes, en 2 de abril de 1869; funcionó inicialmente en el convento de San Agustín y luego en la casa No.31 de la carrera Venezuela. Penosamente , el asesinato cometido en la persona del ilustre mandatario significó una suspensión temporal de la vida del Instituto. El 6 de febrero de 1876, el presidente Antonio Borrero decreta la clausura de la Escuela.
El 13 de agosto de 1888, el presidente Antonio Flores Jijón sanciona el decreto legislativo del 8 de agosto del mismo año en el que se reabre la Escuela, funcionando en el cuartel del Regimiento de Artillería de Montaña (conocido después como Cuartel Real de Lima).
En el año de 1892 la Escuela es reorganizada por el presidente Luis Cordero Crespo, adquiriendo par el efecto la quinta de la familia Uribe, situada frente al Ejido, donde se levanta actualmente el edificio del Seguro Social.
Por efecto de la Revolución Liberal se interrumpe su funcionamiento. Casi inmediatamente después de consolidado el poder liberal, en general Eloy Alfaro decreta la reapertura del Colegio Militar el 11 de diciembre de 1899, en el campo de Marte; Palacio de la Exposición, y desde 1937 en la Pradera. Desde esa fecha hasta el presente, la Escuela ha venido graduando promociones de dignos oficiales de la Patria.
Finalmente, el Dr. José María Velasco Ibarra, el 5 de octubre de 1970 decreta la creación de la Escuela Militar como Instituto de Educación Superior. En el año de 1974 se adquirió la hacienda de Parcayacu y se inició la construcción de sus nuevas y definitivas instalaciones, en las cuales comenzó a funcionar a partir del 4 de octubre de 1981.
A inicios de 1995, los Cadetes de los dos últimos años participaron en la exitosa defensa de la Integridad Territorial y del Honor Nacional, integrando la Brigada Movilizada Cenepa, y los diferentes repartos militares que escribieron una página gloriosa de la historia militar ecuatoriana.
El proceso de modernización institucional que se inició con cambio de siglo, significó también que la Escuela Militar actualice el modelo de inteaprendizaje con el que los futuros oficiales se capacitaban, por lo que su malla curricular se adaptó a los nuevos escenarios y a las necesidades de la fuerza. La formación integral hoy da como resultado Subtenientes de Arma y Servicios, Licenciados en Ciencias Militares, pero por sobre todo "ciudadanos comprometidos con la seguridad y el desarrollo del Ecuador".
Colegio Militar “Eloy Alfaro”
EL Colegio Militar “Eloy Alfaro” fue fundado por el
Presidente de la República, Vicente
Rocafuerte, el 7 de julio de 1838, en las instalaci
ones del colegio San Carlos, de esa época.
Sus primeras autoridades fueron el Gral. Antonio Pa
llares y el Comandante Rafael
Irazabal. Tras períodos de intensas transiciones,
es el Gral. Eloy Alfaro Delgado, quien el
11 de diciembre de 1899 funda en forma definitiva e
l establecimiento con la presencia de
instructores chilenos.
Las reformas se proyectan a lo largo de su historia
. En octubre de 1935 el colegio se
transformó en plantel de segunda enseñanza, con fac
ultad de conferir títulos de bachiller.
En el año lectivo 1982 – 1983, la institución se di
vide en Escuela Superior Militar Eloy
Alfaro y Colegio Militar Eloy Alfaro, mediante decr
eto 578, Directiva No. 10, siendo la
misión de la ESMIL formar oficiales de la Fuerza, y
la del COMIL, por su parte, formar
bachilleres de la República.
El Ministerio de Educación y Cultura (MEC), mediant
e Acuerdo Ministerial No. 2772 de
abril de 1985, faculta al plantel a experimentar in
novaciones en la planificación
curricular”, a partir del año lectivo 1985 – 1986.
En julio de 1996 el MEC le otorgó al establecimient
o la categoría de Experimental;
concediéndole flexibilidad en su currículum: planes
, programas y ciclos de estudio
Desde ese mismo año entraron en funcionamiento las
secciones pre-básica, básica y
bachillerato con especializaciones en. Físico/Matem
ática, Químico/Biólogo, Ciencias
Sociales. Informática y Electrónica.
En septiembre del 2002, entra en vigencia la “Refor
ma Educativa Integral” para los
colegios militares y unidades educativas técnicas d
e la fuerza terrestre, al mismo tiempo
que se adopta el bachillerato en ciencias generales
, con lo cual se suprime las
especializaciones.
Ferrocarril
La
construcción del ferrocarril, entonces conocido como Ferrocarril del Sur,
se inició en 1872, durante la segunda presidencia de Gabriel García
Moreno. La primera locomotora rodó el 18 de julio de 1873 desde la
estación de Yaguachi; al año siguiente, el 1 de mayo,
empezó a funcionar el primer servicio regular, entre Yaguachi y Milagro,
ambas poblaciones de la provincia del Guayas. Después de años de pocos avances, la
construcción se aceleró cuando el general Eloy Alfaro llegó a la presidencia en 1895.
Este
presidente se propuso retomar y llevar a término el viejo proyecto del
ferrocarril del puerto de Guyaquil a Quito. Pero había una tenaz campaña de
oposición protagonizada tanto por conservadores como por liberales. Mucha gente
de aquel tiempo pensó que los Andes no se podrían conquistar por medio del
ferrocarril.
El 17 de
junio de 1897, el gobierno firmó un acuerdo sobre la construcción del "ferrocarril
más difícil del mundo" con los contratistas norteamericanos Archer
Harman (de Virginia) y Edward Morely. Al fin del año, se constituyó en New
Jersey la Guayaquil and Quito Railway Company y comenzó la construcción
en el año 1899. Amenazaban el progreso de los
trabajos la frecuente actividad sísmica, las fuertes precipitaciones que a
menudo provocaban inundaciones, las enfermedades o las picaduras de serpientes.
Ante semejantes desgracias, los obreros desertaban o paralizaban los trabajos
en demanda de mejores condiciones. Cuatro mil trabajadores jamaicanos
participaron en la construcción del ferrocarril. Pero los jamaicanos eran
cruelmente afectados por la altura, las enfermedades y pestes. El propio
hermano de Archer Harman, el mayor John Harman, ingeniero jefe de la obra, y su
ayudante Georges Davis, murieron víctimas de las enfermedades. Los carriles
llegaron finalmente a un enorme obstáculo: una pared de roca casi vertical
llamada "La Nariz del Diablo". Muchas vidas se perdieron en la
construcción de lo que se considera como una obra maestra de ingeniería: un
zig-zag cavado en la roca, que permite al tren, avanzando y retrocediendo
sucesivamente, alcanzar la altura neceseria hasta Alausi.
En 1905,
el ferrocarril llegó a Riobamba, en la Región Interandina del Ecuador. Mientras se alcanzaba el
objetivo final, el ferrocarril prestaba servicios al público en sus tramos ya
terminados. Desde Riobamba, la construcción fue más fácil. Se llegó al punto
más alto de Ruta Urbina (3604 metros) a finales de 1905. El júbilo por la
llegada del ferrocarril estalló en Quito el 25 de junio de 1908
cuando arribó la locomotora n° 8 conducida por el maquinista Arturo Munizaga.
El ferrocarril era una realidad. El arzobispo de Quito, Federico González
Suárez, envió un telegrama al presidente Eloy Alfaro reconociendo su esfuerzo y
la importancia de su obra. Temporalmente, desparecieron todo tipo de
rivalidades políticas.
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